Blog de mujerpormujer
De Interes general para "Mujeres" y hombres que quieran aprender y entender que evolucionamos a mil por hora.El sexo es una batalla ganada!!!!
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M.g.micolaucich
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El
Origen de la Prostitución
Si bien se
considera, para buscar el origen de la prostitución no hay otro remedio que
bucear en el origen de la humanidad.
La lacra social es tan antigua como la vida misma, y como la misma vida
tiene su origen en los albores del hombre.
No cabe duda, hay que remontarse a
los primitivos caldeos para hallar el primer vestigio de esta podredumbre que
ha ensuciado las cloacas de la humanidad. Tanto una parte como la otra de la Caldea, la que extendía sus
confines norteños hacia la
Mesopotamia, patria de Abraham, como la otra, la de las
fértiles llanuras y la vecindad con la Arabia, fueron la tierra en donde, el curioso de
detalles, puede hallar la cuna del tráfico obsceno.
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Caldea, de norte a sur, fue, para entendemos, la patria de la
prostitución.
Caldea, pueblo aguerrido, esforzado, de cazadores consumados, se sacó de la
manga un buen día -jornada situada en el lento amanecer de la humanidad- a más
de la hospitalidad, la prostitución.
Vayamos por partes. Indiquemos que hospitalidad y prostitución van muy
unidas en los primeros tiempos; casi se puede decir que se complementan. Pero
no nos precipitemos, empero, y digamos que las dos partes de Caldea, al unirse
por mandato de Nemrod, exhiben, como característica más acusada, la recién
inventada y descubierta prostitución. Y, además, la prostitución primitiva con
sus dos vertientes perfectamente diferenciadas: la hospitalaria y la religiosa.
El hombre, al amanecer sobre la faz del mundo, siente su primera y más
irreprimible necesidad: la de creer en unos dioses que le protejan. Como a ese
dios, o a esos dioses, que todavía no ha sabido inventar, no hay manera de
encontrarlos por ningún sitio, el caldeo primitivo cree hallarlo, o hallarlos,
en los caminos estirados que conducen a patrias ignoradas, allí donde el
caminante, vagabundo de la primera hora,anda jornadas agotadoras y tremendas.
Ocurre que el caldeo primitivo no las tiene todas consigo. La vida, en este
momento, es dura y amarga. Hay que confiar en un dios desconocido. Y cuando el
forastero que llega pide posada y sustento, el habitante de los primeros
núcleos caldeos, acaso por lo que pueda suceder, no descarta la posibilidad de
que ese recién llegado resulte la expresión humana de la anhelada deidad.
Entonces surge la hospitalidad. Y al andarín de los parajes caldeos se le
entrega todo. La esperanza, el alimento, y el pudor de la esposa o la
virginidad de la. hija. He aquí el primer ejemplo de este tipo de ingenua prostitución
hospitalaria.
Pero no basta en este momento de salvaje incertidumbre. Hay que inventar
algo, elevarlo a una categoría superior, darle, insuflarle una dimensión
sagrada. Entonces, los caldeos descubren a Venus. A Venus o Milita. Dejemos
hablar a Herodoto, el venerable padre de la Historia :
«Los babilonios tienen una ley muy vergonzosa: toda mujer nacida en la
patria, está obligada una vez en su vida a ir al templo de Venus para
entregarse en él a un extranjero. Muchas de ellas, orgullosas por sus riquezas,
se desdeñan por confundirse con las otras, y se hacen llevar al templo en
lujosos carruajes cubiertos. Allí permanecen sentadas, teniendo a su espalda un
gran número de esclavos que las han acompañado. Pero la mayor parte de los
demás concurrentes se sientan en tierra, en un sitio dependiente del templo de
Venus, con una corona de flores en la cabeza. Unas llegan, otras se retiran,
viéndose por todas partes sitios circunscritos por cuerdas extendidas. Los
extranjeros se pasean por calles intermedias y eligen a su antojo una de
aquellas mujeres. Cuando una de las presentes ha tomado asiento en el lugar
sagrado, no puede volver a su casa sin que algún extranjero le haya arrojado
dinero en el regazo, y sin que haya tenido comercio con ella fuera del sagrado
recinto. Al arrojarle el dinero el extranjero le dice:
"-Invoco a la Diosa
Milita!". ..»
y concluye Herodoto :
«Finalmente, cuando ha cumplido la obligación que la ha llevado al templo de la
diosa, abandonándose al hombre extranjero, vuelve a su casa, y entonces ya no
será posible seducirla ni con todo el oro del mundo. Aquellas mujeres a quienes
tocó en suerte el gran atractivo de la belleza, no permanecen mucho en el
templo. Las feas, sí; pues no pueden satisfacer a la ley tan pronto como ellas quisieran.
Hay fea que permanece en el sagrado recinto esperando en vano a un extranjero
hasta tres y cuatro años...»
Como se ve, surge de esta forma la prostitución sagrada. Que se complementa,
que se engarza con la hospitalaria. Nemrod, al fusionar las dos partes de
Caldea y crear la metrópoli de Babilonia a orillas del Eufrates, se encuentra
con la invención de Venus. Y la diosa Venus, expresión de la femineidad, da
lugar a este segundo tipo de prostitución primitiva, que tan grande importancia
iba a tener en la inicial amanecida de los pueblos.
El culto a Venus iba a contar con lo que hoy, usando de nuestro lenguaje y
de nuestra mejor forma de entendernos, diríamos una excelente Prensa. De Caldea
iba a pasar, en un principio, a Armenia y a Siria. No importa que aquella
especie de brutal exceso religioso corrompiese lógicamente las costumbres de
Babilonia. El ejemplo iba a ser tomado de muy buen grado.
M. Tudela, de su libro "Biografía
de la Prostitución"